Hace poco vi el "Don Quijote" de Orson Welles, película inacabada de éste que su ayudante Jesús Franco se encargó de "ensamblar" y sacar a la luz en 1992, por lo que leo. El rodaje se extendió de 1957 a 1973. Durante ese tiempo y más allá, Welles jugó con diversas posibilidades de montaje, pero nunca nos dejó uno definitivo. A mi parecer, el que hace Jesús Franco es totalmente caótico: son apenas escenas sin demasiada conexión que han sido más o menos dispuestas en un orden. A eso hay que añadir la falta de medios de los que disponía Welles, que hacen que a veces la película parezca de los años 30 por su deficiente calidad.La cinta propone un juego curioso entre realidad y ficción. Welles nos emplaza a un Quijote en el mundo moderno, y de hecho, algunos de sus encuentros serán con una chica en un scooter, una procesión de Semana Santa o su visita a la Pamplona de los encierros. Para no desviarse mucho de la novela, también hay escenas reconocibles del libro: la de los ejércitos/rebaños de ovejas o los molinos. Una de las interesantes aportaciones de la película es el juego cervantino que se establece entre los personajes, el Quijote y Sancho, y personajes reales, Welles y su equipo, que se han desplazado a esas tierras para rodar las gestas de nuestro caballero. Con este detalle, Welles hace lo que hacía Cervantes en la segunda parte del libro, cuando incluye su propia obra en la ficción del relato.Con todo, la película no me ha convencido. Tiene esas aportaciones que decíamos, pero se nota que es un proyecto inacabado. Jesús Franco ha intentado reanimar a un zombie para que fuera un buen actor y no lo ha conseguido. En general me ha decepcionado bastante. Habrá lumbreras que digan que se nota la mano de Orson Welles, que es una maravila, que Welles es dios, etc. No creo que haya que exagerar de esa manera. Quizá es un buen material de estudio pero no creo que lo sea tanto de visionado ocioso.
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