23.1.05

Se atribuye "El Quijote" de Avellaneda a un dominico o a un soldado.

Algunos filólogos apuntan que la verdadera identidad del autor del Quijote apócrifo de 1614 podría ser Fray Baltasar Navarrete o el soldado aragonés Jerónimo de Pasamonte.
El profesor Blasco mantiene la teoría de que Cervantes y Fray Baltasar Navarrete, el dominico vallisoletano autor de "La Pícara Justina", se conocían debido a que se movían en ámbitos muy similares y recuerda que "La Pícara Justina" recoge parte del debate existente entre los dos autores "ya que en determinados sectores, el Quijote resultó demasiado provocativo, es una bomba". La investigación de Blasco, se hizo pública ayer en el marco del congreso "El Nacimiento del Quijote. A las riberas de Pisuerga bellas", que se celebra en Valladolid. Blasco basó su teoría en una comparación de los lenguajes de "La Pícara Justina" y de "El Quijote de Avellaneda" y destacó que existe una coincidencia de expresiones, giros y modismos. A su juicio, las coincidencias en este punto son "muchas y muy apabullantes", aunque añadió que también existe una concordancia de fechas y de lugares. Según Blasco, El Quijote de Avellaneda se imprimió en Barcelona, en el mismo lugar que lo hizo la edición barcelonesa de "La Pícara Justina". Por otro lado, Alfonso Martín Jiménez, profesor titular de Teoría de la Literatura en la Universidad de Valladolid, explicaba que Cervantes, enojado por atribuirse Pasamonte una actitud heroica en Lepanto protagonizada por el manco genial, lo ridiculizó en el capítulo XXII de la primera parte de El Quijote (1605) al situarlo dentro de una cuerda de presos camino de galeras, por orden del rey, con el nombre de Ginés de Pasamonte y de Ginesillo de Parapilla. Enfadado a su vez el antiguo soldado aragonés, quien también sufrió largo cautiverio por los turcos, éste decidió en 1614 tomarse cumplida venganza con la publicación del referido apócrifo con el título de Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que precedió en un año a la segunda parte del verdadero. "Cervantes sabía perfectamente quién se escondía detrás de Avellaneda, conocía desde 1611 el manuscrito apócrifo y así lo reflejó de manera evidente en la segunda parte de El Quijote hasta por cuatro veces, llamándole 'aragonés' e insinuando su identidad a través de dos personajes: Ginés de Pasamonte y don Jerónimo", replicó Martín, autor de un libro con estos razonamientos.

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